
Grupos Magnificat de Oración Contemplativa
Los Grupos de Oración Magníficat nos ayudan a crecer en la oración contemplativa para poder hacerla diariamente, junto a la escucha de la Palabra.
Nos reunimos cada semana para hacer juntos una experiencia de interioridad, para acompañarnos en el camino de nuestras profundidades y animarnos a ir a lo hondo, para encontrarnos con el Dios viviente.
Grupos presenciales y virtuales por Zoom
Una gran cantidad de grupos se reúnen semanalmente en las sedes del CESM, en parroquias, o en casas particulares.
A partir de 2020, comenzamos también a “reunirnos” en forma virtual a través de Zoom para que, quienes están imposibilitados de trasladarse o no tienen una pequeña comunidad cerca, también puedan tener esta posibilidad de orar en grupo.
Estos grupos son coordinados por las diferentes comunidades locales, se reúnen los diferentes días de la semana y están abiertos a recibir a quienes quieran unirse. Ver días y horarios»
Por qué oración contemplativa
Porque contemplar es mirar atentamente, sin pensar, dejándonos absorber por lo que contemplamos. El resultado de contemplar es saber escuchar. Entonces contemplamos a Dios en el silencio de nuestro corazón, lo miramos sin pensarlo, dejándonos absorber por su presencia en el Espíritu Santo, para aprender a escucharlo.
Descubrimos como Él se va manifestando en nuestra vida y en nuestra historia personal, y recorriendo este “camino” de oración vamos encarnando la vida de Jesús en la nuestra.
Por qué rezamos en grupo
Porque somos Iglesia y queremos crecer en una espiritualidad de comunión. Porque crecemos en la fe, la vida y la oración cuando la compartimos con los demás. Porque el grupo nos ayuda a perseverar en el camino de la oración y a tomar la “determinada determinación” de orar todos los días.
Por qué el nombre "Magnificat"
Porque María es nuestra Maestra de oración, y nos enseña a orar y a contemplar el misterio de Dios presente en nuestras vidas. Porque queremos que la oración contemplativa, de silencio, escucha y acogida, nos ayude a salir al encuentro de los hermanos en actitudes concretas de servicio, entrega y amor, como María en el misterio de la Visitación. Porque queremos que toda nuestra vida sea una oración de alabanza en la que, junto a María, digamos al Señor: ¡Mi alma canta la grandeza del Señor y mi espíritu se alegra en Dios, mi salvador! (Cfr. Lc.1, 46-47).
¿Qué hacemos cuando nos reunimos?
Sencillamente oramos, poniéndonos en presencia del Señor, recogiéndonos en silencio y disponiéndonos para la contemplación.
Oramos siguiendo un esquema:
- Hacemos la Señal de la Cruz, invocando a la Trinidad
- Renovamos el SEA, y nos ponemos bajo el amparo de María nuestra Madre y maestra de oración para que ella nos enseña a orar en el Silencio, la Escucha y Acogida; y a vivir en el Servicio, la Entrega y la Alabanza.
- Pedimos en silencio perdón por nuestros pecados.
- Rezamos el Padre Nuestro.
- Hacemos el camino del recogimiento, que nos dispone para la contemplación.
- Nos quedamos 23 minutos en silencio
- Al terminar el silencio, leemos la Palabra del día en forma pausada. Hacemos eco de la palabra, repitiendo la palabra o la frase que más nos quedó resonando en el corazón.
- Rezamos un Ave María.
- Compartimos nuestra experiencia de oración.
- Oración final: Formulamos un deseo o intención que nos ayude a crecer en la integración de nuestra fe, nuestra vida y nuestra oración. La persona que coordina ese día la oración recoge las intenciones, deseos, aspiraciones y las pone en el corazón de la Santísima Trinidad. Finalizamos con el Gloria.