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El Acompañamiento en el Camino al Corazón

Acompañar es ponernos junto a otro para caminar a su paso. 

El Acompañamiento Espiritual es un medio fundamental para vivir nuestro carisma. A través de él y de nuestra oración personal iniciamos un camino de autoconocimiento, que nos permite descubrir nuestra verdadera identidad, vocación y misión. 

El Acompañamiento nos ayuda a estar presentes, abiertos a la vida así como se presenta, porque ahí está Dios, invitándonos a unirnos con él a través de la situación en que nos encontramos. Nos acompañamos en las diversas etapas y situaciones de la vida, aprendiendo a caminar al paso del otro, a un paso compasivo, al ritmo del paso de Dios por nuestra vida. Nos acompañamos en nuestra decisión de amar en forma radical, aprendiendo a dejar que el amor de Dios se manifieste en nuestros vínculos familiares y comunitarios.

El Acompañamiento Espiritual es un servicio, en el que una persona acompaña a otra en su Camino al Corazón, es decir, a entrar en contacto con su dimensión espiritual y con las preguntas existenciales acerca del sentido último de su vida, acerca de Dios, la trascendencia, la eternidad y cómo integrar esta dimensión a su vida cotidiana. 

Acompañar espiritualmente es iniciar con otra persona un camino de interioridad que despierte su conciencia espiritual y le descubra la presencia de Dios que lo habita.

Quien acompaña escucha contemplativamente y ayuda a la persona a encontrar las respuestas que está buscando, respetando su sistema de valores y sus creencias, sin intentar afirmar las propias ni buscar soluciones.

La pregunta es la herramienta por excelencia. En el Acompañamiento Espiritual preguntamos porque confiamos que cada persona es capaz de encontrar dentro de sí la respuesta que necesita en ese momento de su vida. Muchas veces la respuesta que nos da la vida es justamente aprender a vivir sin la respuesta que quisiéramos. Y ése es el aprendizaje.