Del dolor a la aceptación
Mientras no aceptamos el dolor, éste se yergue como una piedra enorme que obstaculiza el camino, como un dique que frena el fluir de las aguas. Algo queda detenido, y nuestra vida lentamente se va paralizando: algo empieza a morir, aunque permanezcamos vivos.
Para poder aceptar el dolor, necesitamos que éste sea atravesado. “Este niño será signo de contradicción, y a ti misma una espada te atravesará el corazón” (Lc 2 34-35).
El dolor atravesado nos hiere y, sin embargo, nos abre una puerta, nos libera de quedarnos encerrados y atrapados en el sufrimiento que nos provoca.
Cuando el dolor hace su aparición en la vida y decidimos aceptarlo, recorremos un proceso de duelo, con etapas muy marcadas que expresan los diferentes momentos que atraviesa nuestro corazón humano para integrar y asumir lo que duele.
Son momentos muy sagrados, que nos conducen a transitar el dolor de la muerte y a encontrarnos, de una manera nueva, con la vida que sigue su curso hacia la plenitud.
Podemos atravesar juntos el duelo, acompañándonos y sosteniéndonos mutuamente.
Acompañarnos unos a otros
Los Grupos de Ayuda Mutua son espacios de encuentro entre personas que padecen una situación de dolor. Cada grupo está coordinado por Acompañantes Espirituales que han pasado por la misma situación, siendo testimonios vivos de la resurrección prometida.
El objetivo del grupo es que las personas puedan ponerse de pie y abrazar la vida, poniendo la confianza en Dios.
Cada grupo es conformado por no más de 15 personas, y se reúne semanal o quincenalmente (depende del grupo), durante dos años aproximadamente.
Si estás atravesando una situación de dolor, te invitamos a participar de estos grupos.